-Jesús... no puedo hacer eso que me pides... está fuera de mi alcance.
-Chuck, lo sabes igual que yo... ¡no hay NADA fuera de tu alcance!
-Pero prometí no liberar tal poder... recuerda lo que ocurrió la última vez.
-Hace mucho tiempo de eso Chuck, Hiroshima y Nagasaki ya te han perdonado, la mayoría ni siquiera saben que fuiste tú, se tragaron aquella mentira de la bomba nuclear y todo eso.
-¿Qué quieres de mí?
-Fuerza, firmeza, quiero que investigues algo.
Jesús buscó un vídeo en su iPhone.
-¿Ves? Mi padre bajó hace unos días a encargarse de unos asuntos, desde entonces, en lugar de mejorar todo, las manifestaciones, la crisis económica e incluso la salud mental mundial están depslomándose. Necesito que me digas quién esta detrás de todo esto.
-Huele mal... déjame un par de días.
-Bautista, mi vaso de leche con sangre de virgen, por favor.
Baustista miró con odio a su señor. Ramírez llevaba todo el día contento, había tomado ya 6 copas de su cóctel preferido, y parecía esperarle una tarde de regocijo. Todo marchaba según sus planes. Su producto se isntauraba como un pilar fundamental para la salud pública, y lo que es más: totalmente necesario.
Mientras, sus colegas banqueros flirteaban con llevar al mundo a la quiebra, haciando una finta justo al borde del precipicio para salvarlo, y de paso aumentar sus dividendos.
Todo parecía ir mejor que nunca, excepto una cosa.
Aún no sabía quién le había jodido hacía un par de días.
Y tampoco sabía si volvería a hacerlo...
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