domingo, 16 de junio de 2013

Attack of the gay cucaracha

Ocurre una y otra vez.

Esa visita nocturna con legañas al inodoro. Y al desperezarte, allí está, mirándote, preparándose para correr en modo random.

Me refiero, claro está, a esas jodidas cucarachas que te esperan en tan poco apropiado momento, ¿qué clase de deseo las lleva a asaltarnos ante nuestra parcial desnudez? ¿Pulsión sexual? ¿Ganas de mirar algo que te da grima y cosilla a la vez? Todo para dar paso a ese desgraciado momento en el que cual superhéroe uno desliza su zapatilla a su apéndice manual y la revienta (si la engancha).

 Qué asco.

3 comentarios:

  1. Ew.
    También está la opción de que una polilla sospechosamente grande aparezca repentinamente en tu baño y vuele hacia tu cara cuando pretendías quedarte mirando al horizonde tratando de que el sueño no se fuera demasiado. Tarde.

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  2. Ah, bendito insecticida. A chorros.
    Lo de matar cucarachas a golpe de zapatilla está pasado de moda, dear. Ahora se lleva el napalm. (?)
    En fin, que qué asco. Cruza los dedos para que el año que viene no las tenga que ver.

    (Por si aún no lo habías acertado, soy Marina~)

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  3. Es inútil... las cucarachas son como los hipsters o los políticos corruptos, apareden de las sombras y sobreviven a una guerra nuclear.

    ¡El napalm huele a victoria!

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