“Hasta aquí hemos llegado, soy un maldito vago, es
hora de arreglar las cosas”
Yahvé se levantó y se sentó en su escritorio, encendió
su monitor de 20”
y sacó un folio. Iba a trabajar como nunca, no iba a descansar ni Dios.
-Papa, desde que volví de la tierra no voy bien al
baño…
…pero fue despachado con un golpe de mano con desdén,
el asunto requería concentración absoluta.
Así que miró al infinito y mordió al culo del
lápiz, “uhm…la economía, ¡la mano
invisible!” Claro. Adam Smith tuvo un escalofrío, pero le dio igual, como a
toda la gente que lleva tanto tiempo muerta. Se acordó del enorme error que
cometió al crear los bancos, y de cómo todo se había complicado desde entonces,
y se sacudió la cabeza. Llevaba
demasiado tiempo en las nubes…y no era bueno.
-Jesús, no creo que venga a cenar.
-Vale papa, me haré una pizza, pásatelo bien.
Y cogió el ascensor.
Cualquiera podría pensar que el ascensor tendría su
base en el Vaticano. Nada más lejos de la realidad, se encontraba cerca del
estadio de Boca Juniors, que junto con el Rayo Vallecano eran los equipos
favoritos de Yahve.
“¡Pibe pibe tenéh cuidado!” Y al darse la vuelta vio
un enorme autobús que amenazaba con comérselo…
…gracias a Dios pudo frenar, y Yahve pudo ver de
primera mano las consecuencias del corralito. Y el ego argentino, pero eso es
otra historieta.
Y le dio por preguntar, al azar, a discreción, sin
criterio, a todo el que pasaba: “Señor señor ¿cuál es el peor problema del
mundo?” “¡El no conseguir que mi mujer deje de usar pimienta!” “¡No tengo
erecciones!” “Nunca podré ser una mujer de verdad!” “Esos malditos protestantes
nos roban fieles…”.
Yahve se dio cuenta de que seis días fueron realmente
poco, y que hizo el mundo aprisa y mal, lo cual no estaría mal para un dios
primerizo, pero él tenía ya solera y experiencia en el asunto, hay que
reconocer que en esto de los dioses él era el capo.
Es decir, habría que meter tijera, y apuntó en su
folio los grandes problemas: pimienta indeseada, disfunción eréctil, ehm…
“sobrante” de miembros, teovariedad,
repartición de bienes…
Y al día siguiente cantó el gallo, sin carraspear
primero, el gallo Carusso.
Él sudaba, no durmió en toda la noche, había muchas
cabezas que arreglar, penes que cortar y que levantar, bancos que vaciar,
drogas que legalizar, y amor que repartir.
Esa mañana todo el mundo se vio hermoso, y por primera
vez en 10 años de casados Marieta hizo el amor con Fermín, quien por primera
vez en 10 años tuvo una erección, con su esposa. Rosa pensó que quizá era demasiada pimienta,
y que Pedro estornudaría. Luis se despertó siendo Luisa, de lo que se enteró al
intentar mear de pie, y Boca y el Rayo ganaron sus partidos.
Y vio que era bueno.
Y se tumbó en el césped con una brizna de trigo en la
boca.
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