-Señores, estamos ante un enemigo desconocido. No sabemos
quién es, dónde se esconde, ni cuáles son sus motivos, pero nos ha jodido a
base de bien.
Un murmullo recorrió la sala, Ramírez hablaba tan en serio
que hombres adultos temblaban al mirarle.
-Les seré franco, esta organización nunca se ha encontrado
en una situación así. Goldman ha perdido gran parte de sus activos bancarios, si sigue así, pronto no podrá mantener su
control sobre los gobiernos. ¿Me equivoco Goldman?
Un individuo de semita napia se levantó iracundo.
-No sé quién ha provocado esto, ¡pero exijo venganza!
-Yo mismo, encuentro mi imperio al borde del colapso, nadie
compra mi material, es una debacle… señores, nosotros, los Titiriteros, los
amos del mundo, debemos reconducir esta bola azul a sus derroteros habituales.
-¿Qué propone usted? –un hombrecillo pálido y que sin duda
nadaba en riquezas hizo sonar su temblorosa voz.
-Mañana verteremos 500 kilos de bromuro repartidos en todas
las fuentes de agua potable de Europa y América. Paralelamente, Goldman, y el
resto de banqueros desestabilizarán la economía invirtiendo en activos tóxicos,
harán que suba su valor, y se retirarán de bolsa justo antes de que todo se
venga abajo… señores, sin dinero y sin sexo, ¡esos miserables idiotas volverán
a ser nuestras marionetas!
Una ovación abrazó a Ramírez, podía paladear el poder, y la
venganza, aún no sabía hacia quién, pero sí que sería dulce…
-No puede ser…
-Papa, yo lo que sé es que esas manifestaciones no son de
alegría… ¿qué hiciste?
-¡Lo que intenté cuando te hicieron aquello! ¡Arreglar las
cosas!
-Mmmm, déjame bajar, voy a hablar con unos amigos…
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